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Con la formalización de que el Grupo McLaren tendrá 1.200 despidos, es comprensible que Brown haya tratado de romper el techo de gasto a sólo 100 millones de dólares, en la F1 con la esperanza de debilitar incluso el personal de los oponentes.

El Grupo McLaren ha confirmado hoy un drástico recorte de personal (1.200 personas de un total de unos 4.000 empleados), medida que confirma el empeoramiento de la situación financiera de la empresa británica que ya no era muy buena antes de la pandemia de Covid19.

La reducción de los recursos humanos no ha perdonado al equipo de Fórmula 1, que verá reducido su personal en 60 personas. Hay quienes han visto esta medida (en el equipo de Fórmula 1) como consecuencia de las medidas restrictivas impuestas por el tope de gastos que entrará en vigor a partir de 2021, con el tope máximo de gastos fijado en 133 millones de euros. Pero es una interpretación que corre el riesgo de confundir la causa con el efecto.

Más que un recorte debido a la introducción del tope presupuestario, es la política del tope de los badget (una causa de matrimonio forzado del equipo británico) que se ha vinculado a la crisis económica del Grupo McLaren.

A la luz de las decisiones que hoy ha hecho oficiales el director general Paul Walsh, se explica mejor la firme posición mantenida en las últimas semanas por Zak Brown, que en el Grupo de Estrategia se ha confirmado como el mayor partidario de los límites de gasto, llegando incluso a proponer la cifra de cien millones de dólares como límite presupuestario para una temporada.

¡Una cifra un cuarenta por ciento más baja que la establecida originalmente por las regulaciones lanzadas en 2019!

La causa casada por Brown en las últimas semanas más que por el bien de la Fórmula 1 (como lo ha declarado repetidamente el director del equipo de EE.UU.) fue por McLaren, y en retrospectiva también se convierten en claros ataques a Ferrari y Red Bull (más Christian Horner que Helmut Marko) por su posición política.

Sin embargo, no hay que cerrar los ojos ante señales como la que viene hoy de McLaren, sobre todo para evaluar cuál será el estado de salud de la Fórmula 1 cuando reanude la actividad en la pista. Un caso aislado sigue siendo así, pero no hay que poner la mano en el fuego que los efectos Covid se limiten al equipo de Woking solo.

El caso del equipo inglés es el primer efecto tangible de una crisis agravada por la pandemia de Covid, y no será un paseo por el parque para devolver a la gloriosa marca inglesa a la gloria de hace unos años.

Susurra que para asegurar un préstamo de 250 millones de libras esterlinas, el grupo ha tenido que proporcionar como garantía la colección de coches de carreras, uno de los orgullos de la sede futurista del Centro Tecnológico.

Una señal que abre un agujero en la imagen que McLaren ha tenido durante décadas, un largo período de éxito en la pista y en el frente comercial, objetivos que han permitido la transformación de un equipo de Fórmula 1 en un fabricante de coches con su propia producción de coches de carretera.

Ahora en Woking tendrán que apretar los dientes y hacerlo por el bien de McLaren, porque las señales de un cambio de rumbo podrían venir de la pista más que nunca providencial.

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