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Bajo una atmósfera monegasca cargada de suspense y murmullos que vuelan en torno al “Nunca sabes lo que tienes hasta que lo pierdes” se congregan las únicas bazas capaces de hacer de este insólito cambio de ciclo la transición más dulce y esperanzadora posible.

La vorágine de anuncios, presagios y vaticinios siembran dudas acerca del cambio radical de rumbo tomado por la categoría que siempre nos ha atado apasionadamente a estas líneas. El peso de la propia historia lastra el salto hacia un listón dispuesto a mayor altura que nunca antes. 

Montecarlo, como mandan los cánones, volvió a vestirse de gala para acoger una prueba del campeonato mundial de rally. Nada más y nada menos que 90 ediciones ensalzan el asfalto monegasco hasta convertirlo en el templo más idóneo para celebrar una bienvenida como ninguna otra. La vistosa serie de 17 especiales cronometradas y 296,03 kilómetros de longitud, para más inri, daría comienzo desde una sección nocturna emplazada en el antológico Col de Turini, escenario casi tan ligado al propio ADN de la especialidad como el mismísimo concepto de “derrape”. Al mismo tiempo, las predicciones meteorológicas se decantaban por un clima seco y soleado que, sin embargo, traería consigo bajas temperaturas bien capaces de originar tanto heladas como sus peligrosos efectos sobre las flamantes monturas motorizadas y el firme alquitranado. En este punto es preciso recalcar que más de un 90 % del itinerario variaría respecto a cursos anteriores, realidad tan destacable como un cambio de sede que permitiría disfrutar de la pintoresca imagen de un puerto de Mónaco infestado de asistencias y enseres propios de esta histórica carrera. A la vista estaba que la esperada puesta de largo de los nuevos bólidos híbridos se consumaría de la mano del más alto standing.

La ostentación y el lujo, por otra parte, no conseguirían ocultar el sinfín de adversidades que estremeció a los competidores desde antes incluso del propio comienzo de la prueba, sabedores de que cada etapa quedaría desprovista de asistencias intermedias. En su lugar los equipos podrían hacer uso de zonas de cambio de neumático “postreagrupamiento” que, como novedad, incluirían también la supervisión de los sistemas híbridos por parte de 4 mecánicos de cada combinado. Estas unidades electrificadas de casi 90 kg de masa, confeccionadas por la entidad Compact Dynamics para el tren de potencia de los Rally 1, constituyen la principal revolución frente a épocas precedentes. A la ayuda que brindan tanto en arranques (picos de potencia superior a 500 cv) como en la movilidad a través de zonas urbanas y parques de asistencia (régimen eléctrico) hay que añadir el aprendizaje que el complejo sistema motor/generador hace de cada piloto, pudiendo recuperar en deceleraciones y frenadas una cantidad de energía apta para dar con una mejor respuesta motora en otras partes del recorrido cronometrado. El abanico de costumbres sobre los pedales ligadas a cada contendiente debe trabajar también por preservar cada órgano de este ser mecánico de la mejor manera posible, ya que el número de evoluciones, cambios y repuestos de sistemas como este kit híbrido trasero o el motor de combustión interna delantero (1,6 litros y 4 cilindros en línea) se ve más limitado para afrontar toda la temporada 2022. Las medidas en pro de la vida útil de cada elemento y, por ende, la sostenibilidad general de la categoría conviven con otro cambio en el combustible destinado a la unidad de potencia tradicional, siendo P1 Racing Fuels el grupo que tomó el mando para sacar adelante una sofisticada mezcla entre un biocombustible extraído de desechos de biomasa agrícola y un compuesto sintético que, a vez, es fruto de la combinación entre hidrógeno (electrólisis de agua no potable) y dióxido de carbono captado de la atmósfera. Por último, este particular apéndice introductorio destinado a los coches se cierra con una mención a la simplificación de otros entramados como la suspensión, frenos, transmisión…o aerodinámica, emergiendo desde los reforzados chasis tubulares de acero imponentes siluetas de fibra de carbono que, entre otros rasgos, permiten observar cómo el flujo de aire discurre también a través de conductos de ventilación natural y forzada que trabajan para refrigerar el sistema híbrido presentado anteriormente.

El conglomerado de avances y su bautismo de fuego en el asfalto monegasco animó incluso a los máximos exponentes de siempre a ralentizar sus respectivas despedidas del frente. Sébastien Ogier (8 títulos WRC y 7 victorias en Montecarlo) y Sébastien Loeb (9 coronas WRC y 6 triunfos en Mónaco) no quisieron dejar escapar la oportunidad de formar parte de este memorable estreno, congregándose junto al resto de consolidados aspirantes de primerísimo nivel para vivir y afrontar este enorme punto de inflexión en la historia del rally.

Con todo ello, el Shakedown disputado en la mañana del jueves dio fuelle a quienes precisamente mejor han sabido aprovecharse de éste a lo largo de la historia, es decir, a unos “Seb” todavía dispuestos a alzarse como dueños de un cotarro bien distinto al que hace años (y hasta décadas) los acogió y elevó hasta glorias desconocidas. 0,5 segundos de renta sacó Ogier frente a Loeb en la preparación para una lucha que comenzó durante esa misma noche. La velada en Turini, como mandan los cánones, se reservó a unos gigantes que, como destellantes rayos en la oscuridad, acapararon todo el protagonismo otorgado por un enclave único. El vigente Campeón mundial WRC comandó la situación con doble scratch y un colchón general de 6,7 segundos sobre su laureado tocayo. E.Evans, justo por detrás, trataba entonces de mantener el tipo a más de 11 segundos de la cabeza mientras los ases de Hyundai eran apresados por problemas mecánicos.

La mañana del viernes echó a rodar con estrepitosos contrastes. Por un lado, un 5 veces Subcampeón mundial WRC como T.Neuville decía estar enfrentándose a uno de los escenarios más incómodos de su larga carrera. Tanto el hielo sobre el mutante y sinuoso asfalto como la ausencia de diferencial central en las mecánicas de 2022 obligaron a todos los allí presentes a lidiar con adversidades ante las que solo parecía saber sobreponerse con entereza una persona (si es que a estas alturas de la película todavía mantiene esa condición destinada a los mortales). Yendo por partes, Hyundai claudicaba ante incidencias técnicas, Ogier y Evans se empacharon de cautela tras sendos roces contra un guardarraíl sobre el que, poco después, voló A.Fourmaux tras colisionar contra la ladera de una elevación montañosa dispuesta en el lado contrario de la carretera. La fortaleza de los nuevos chasis quedó patente cuando piloto y copiloto, tras precipitarse por un barranco, abandonaron sin mayor problema el dantesco “Picasso” conocido hasta entonces como Ford Puma Rally 1. C.Breen auguraba, sin embargo, un gran futuro para el modelo de la firma americana, presagio que se hizo realidad con el enésimo rejuvenecimiento del todopoderoso Loeb, dominador de la sección con pleno de scratch y un liderato provisional que, antes del reagrupamiento, lo aupaba con 10,6 segundos sobre Evans y 13 frente a Ogier.

El bucle vespertino pareció seguir la misma línea con un nuevo envite del astro galo, arreón que elevaba las diferencias hasta los 14,5 segundos ante Evans y 15,9 sobre Ogier. G.Greensmith, quien, por X o por Y, no acostumbra a codearse con el timón de una carrera de este estilo, recogió con increíble efusividad el testigo parcial de su compañero en la penúltima especial del día, marcando el mejor registro mientras Loeb padecía pequeños problemas de última hora en su sistema híbrido. Con todo ello, nada pudo darse por sentado al final de la frenética jornada. Ogier, apoyándose en el progresivo descenso de temperaturas, se llevó un último scratch que volvió a dejarlo al filo de la barrera de los 10 segundos respecto a su compatriota en la tabla provisional del rally. Evans cerraba entonces un Top 3 que lo dejaba 22 segundos por detrás del eterno rey de reyes, un Loeb que volvía a hacer las delicias del mundo entero en su enésimo retorno al ruedo.

La etapa del sábado fue de todo menos insípida, dando fe de ello tanto las alternancias en la cima como una progresiva criba que repartía golpes y calamidades a diestro y siniestro. Ogier, pese a no estar del todo satisfecho con el comportamiento del Yaris, salió a morder tirando de su condición de insuperable mandamás en Montecarlo. Suyos fueron 2 scratch consecutivos que decantaron nuevamente a su favor el liderato provisional de la prueba. Evans, antes de ello, trató de ponerse a pescar en río revuelto con un mejor registro surgido mientras Loeb sudaba ante subviraje, suciedad y un ritmo más irregular que el de la jornada anterior. El empuje del vigente Subcampeón mundial WRC, sin embargo, se detuvo en seco con una delicada salida de pista previa al cierre de la sección, quedando su Yaris al borde de un inclinado desnivel de varios metros de altura. Uno de los aficionados allí presentes, al intentar empujar al galés para recuperar tracción, incluso se precipitó por esta peligrosa pared, levantándose por su propio pie en la que terminó siendo una imagen de alivio. K.Rovanperä, de menos a más con el paso de las especiales, vengó la suerte de su compañero con un scratch al inicio del bucle vespertino, clamando protagonismo al tiempo que Loeb arañaba 4 décimas de segundo a Ogier. El margen de 5 segundos que existía entre ambos antes del último sprint del día explotó finalmente gracias a una soberbia maniobra de talento, experiencia y confianza del 8 veces Campeón Mundial WRC. Una vez copiada la elección de neumáticos blandos por la que optó su eterno rival, Ogier danzó a través de sensibles zonas heladas como nadie, asestando una letal estocada a un Loeb que, con gran cautela, hizo lo que buenamente pudo para acabar con una desventaja de 21,1 segundos en la tabla general provisional. Las tempestades que se cernían sobre la lucha, eso sí, no llegaron (ni mucho menos) a su fin con lo acontecido en este ecuador de la carrera.

Así, el cierre del domingo trajo un cataclismo que sacudió la aventura hasta el punto de que lo justo e injusto quedó prácticamente irreconocible. Los giros se sucedían y nada hacía presagiar que el mundo del rally estaba a punto de toparse con otro de esos clímax cuyo recuerdo perdura de generación en generación. El primer scratch de Loeb fue sucedido por una réplica de Neuville que llegó acompañada simultáneamente de un nuevo golpe de Ogier, quien dejó la ventaja sobre su ilustre perseguidor al filo de los 25 segundos, lo cual se traducía en la enésima extinción de unas llamas que, poco a poco, iban perdiendo la capacidad de reavivarse en torno al liderato. Sin embargo, la alianza con la suerte que hizo impertérrito a Ogier tras incontables bailes sobre la cuerda floja quebró de una forma mortal. El humo que emanaba de su rueda delantera izquierda en el penúltimo tramo cronometrado del rally respondía a un pinchazo que, de golpe y porrazo, hizo perder una cuantía superior a 34 segundos que, por supuesto, lo alejó del mando de la carrera. Loeb, elevado por demérito rival y el mérito propio correspondiente a un nuevo tiempo a batir, pasó a gobernar una escalada exenta de alternativas en la Power Stage. Rovanperä (5 puntos), Evans (4 puntos), Neuville (3 puntos), el propio Loeb (2 puntos) y el desdichado Ogier (1 punto tras penalizar por adelanto en la salida del tramo) se repartieron la puntuación adicional de este último arranque del caótico fin de semana.

20 años atrás, damas y caballeros, Sébastien Loeb se estrenaba al frente de una clasificación provisional WRC tras coronarse como Campeón de Francia y del mundial Junior de Rally. Aquello ocurrió en Mónaco, escalando hasta la 2ª plaza del podio final. 2 décadas después, abrazando su 80ª victoria absoluta y con 9 títulos WRC en su poder, este supuesto humano vuelve a desmarcarse del mundo entero al convertirse en el vencedor más longevo en esta categoría. Con prácticamente 48 años de edad ha sido capaz de resetearse tras despuntar recientemente como Subcampeón en Extreme E y Dakar para, una semana después de regresar desde el desierto, doblegar por enésima vez a quienes vienen dedicándose a tiempo completo al mundo del rally. Resistencia, GTs, turismos, rallycross, raids, rallies de ayer y hoy…, una y otra vez ha sido cuestión de ensañarse con los récords, de ganar como nunca nadie lo ha hecho y de hacer creer en fantásticas heroicidades al volante tan reales como la vida misma.

La más estricta meritocracia hubiera separado el galardón en partes iguales para honrar también a un excelso S.Ogier que, manteniendo la tensa incógnita hasta el final, volvió a terminar años luz por delante del resto de aspirantes. Suya fue una 2ª posición dispuesta a casi un minuto y medio del cierre del Top 3, siendo Breen el encargado de ocupar ese tercer escalón que ponía en relieve el gran rendimiento del modelo de M-Sport. Una vez más vuelve a ser Ford la firma que se adjudica la primera sonrisa de una nueva era.

A.Mikkelsen, sobreviviendo a un pinchazo y tirando de galones, reinó tanto en WRC2 Open como en el pelotón WRC2, lanzando una vez más argumentos sobre el tejado de quienes residen en la máxima división mundial. Por detrás finalizó E.Cais, quien, a más de 55 segundos del noruego, se llevó el gato al agua en WRC2 Junior. N.Gryazin completó el tridente referente entre los Rally 2. El joven S.Pajari despuntó en su estreno mundialista a bordo del Ford Fiesta Rally 3, triunfando en WRC3 casi por la mínima respecto a J.Cerny (7,6 segundos de desventaja tras 17 especiales cronometradas). E.Brazzoli cerró el podio parcial a más de 19 minutos de la cabeza finesa.

 

CONTROL HORARIO FIN DE RALLY (Opinión)

A Destacar: Los frutos del gran trabajo de M-Sport Ford tras frecuentar zonas convulsas de clasificaciones y rincones de opinión ligados al ocaso de la combustión absoluta. Al mismo tiempo es también felizmente reseñable la relatividad de la edad tras este fin de semana… SEBsationnel! Emergen jóvenes figuras que ganan tramos, rallies e incluso certámenes y, sin embargo, todos ellos siguen sucumbiendo ante quienes se han llevado 17 de los últimos 18 Campeonatos Mundiales de Pilotos WRC. Así es imposible aprender a retirarse…

A Tratar: La agria vorágine en la que se ve envuelto Hyundai tras un inicio de temporada nada convincente. Los abandonos de O.Tänak y O.Solberg, así como la rezagada posición de Neuville (6º) en un fin de semana plagado de percances mecánicos hacen que el combinado surcoreano parta con desventaja en esta nueva carrera hacia la corona de fabricantes. Mención aparte merecen también temeridades como la cometida por un “aficionado” que, prácticamente acariciando la trazada de Breen, obligó al irlandés a esquivarlo fugazmente para no embestirlo.

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