Fue apenas a principios de diciembre del año pasado cuando la Fórmula 1 llegó por primera vez a este circuito. Inmediatamente, pudimos darnos cuenta de que estábamos ante un trazado extremadamente rápido, altamente desafiante; el más peligroso del calendario, como ya muchos lo llaman. Ahora, a tan solo cuatro meses, las luces volvieron a apagarse en el circuito de Jeddah.
Todavía impregnados de las emociones, sorpresas y tristezas que nos dejó Bahréin, tuvimos que dar rápidamente vuelta a la página para disfrutar la segunda cita del año. Y como pudimos comprobar, en este deporte, hacer todo bien a veces no es suficiente. Pero, vayamos por partes.
El pasado viernes el ataque a las instalaciones de la petrolera Aramco, a escasos kilómetros del circuito, ponía en peligro la continuidad del Gran Premio. Una larga reunión de pilotos, ir y venir de jefes de equipo, de directivos, incertidumbre, miedo, discusiones, voces a favor y en contra, fueron la orden del día, hasta que, finalmente, la decisión se dio a conocer. Las actividades del sábado y del domingo seguirían conforme estaban previstas. A título personal, creo que la decisión debió ser otra… Afortunadamente, hoy podemos decir que todo se desarrolló en calma y que no hubo ninguna tragedia que lamentar.
Después de las sesiones de prácticas llegábamos a la ansiada clasificación, una clasificación que nos dejaría mucho de qué hablar. Los McLaren, nuevamente con problemas, se quedaron rezagados en los puestos once y doce. Haas, de la mano de Magnussen, alcanzó por segunda vez consecutiva la Q3, al igual que Valtteri Bottas en su Alfa Romeo. Y en una de las mayores sorpresas del día, Lewis Hamilton no logró superar la Q1, pues Stroll lo desplazó a la posición 16. Poco antes de concluir la Q2, Mick Schumacher sufrió un fuerte y aparatoso accidente; su auto quedó, literalmente, partido en dos. Después de largos minutos de angustia llegó la noticia que todos deseábamos escuchar, Mick se encontraba bien. Ya con los ánimos más tranquilos, la clasificación se reanudó. Para cuando llegamos a la Q3 yo tenía dos cosas claras. La primera, Max Verstappen no se veía cómodo; la segunda, Ferrari se perfilaba como favorito con cualquiera de sus pilotos. Pero, para sorpresa de algunos y deleite de otros, el protagonista del día fue Checo Pérez. Una gran vuelta, la vuelta de su vida (al menos hasta ahora) y en los últimos segundos logró colocarse por delante de Leclerc, de Sainz y de Verstappen. Esta fue, sin duda, mi parte favorita del fin de semana. Conseguir algo por lo que has trabajado tanto debe ser un sentimiento increíble. Por un momento recordé aquellas voces que repitieron una y otra y otra vez durante todo el año pasado que Checo era malo en clasificación, que no lograba mejorar, que siempre iba a estar por detrás de Max, que no era suficiente tener un buen ritmo de carrera si no estaba al frente desde un inicio para apoyar a su compañero… Constancia y determinación que el sábado rindieron sus frutos. Un día muy importante en su carrera, una gran satisfacción personal y una inmensa alegría para todos sus seguidores. Finalmente pudo sacarse esa molesta “piedrita del zapato”. Además, creo que esto viene a darle un empujoncito extra de confianza en este inicio de temporada. Como él mismo declaró: “Si logras la pole en el circuito más difícil del calendario, puedes conseguirla en donde sea.”
Y así, después de una eterna mañana de domingo, por fin llegaba lo que todos estábamos esperando. A diferencia del año pasado, en la que tuvimos un verdadero desfile de banderas rojas y amarillas y una carrera que debió reiniciarse en más de una ocasión, esta vez todo fue más tranquilo, al menos en lo que a accidentes se refiere, porque en la pista hubo momentos sumamente entretenidos. Alpine protagonizó una situación por demás incómoda con un fuerte duelo entre coequiperos que nos tuvo en suspenso e incrédulos por varias vueltas. En mi opinión, Ocon perdió la cabeza y el equipo debió intervenir antes. Me pregunto si el color rosa no sacará a flote su peor lado… Un poco después, Hamilton y Magnussen tuvieron también un interesante duelo. Si hace algunos meses nos hubieran dicho que seríamos testigos de una lucha entre un Haas y el Mercedes de Hamilton por ganar una posición, más de uno, incluyéndome a mí, se hubiera reído. Al final, Magnussen terminó la carrera justo por delante de Hamilton, en las posiciones nueve y diez respectivamente. Por su parte, Russell llegó en la quinta posición y salvó un poco el día para su equipo. Para no variar, en la punta, Max Verstappen y Charles Leclerc nos deleitaron nuevamente con una aguerrida lucha, lucha que terminaría ganando Max esta vez. ¡Qué gran carrera volvieron a regalarnos! Y gran fin de semana para Ferrari que vuelve a subir a sus dos pilotos al podio.
¿Y cuál fue esta vez el platillo principal de día? Los abandonos y retiros, incluso antes de iniciar. Mick Schumacher no pudo participar debido al fuerte golpe del sábado y no porque no estuviera en condiciones físicas para correr, afortunadamente, sino que dejó a Haas sin un auto para poner en la pista, tan triste como eso. Tsunoda, con problemas en su auto durante todo el fin de semana, no pudo ni siquiera iniciar. Latifi, tampoco terminó pues se fue contra el muro provocando un safety car… sí, otra vez. Y luego, a partir de la vuelta 37, se fueron quedando, uno tras otro, Alonso, Ricciardo y Bottas, aquello parecía una epidemia de abandonos. Después, a escasas vueltas del final, también Albon tuvo que abandonar, tras un incidente con Stroll que, por cierto, le costará al tailandés tres lugares de penalización en el próximo Gran Premio.
¿Y por qué dije al inicio que a veces hacer todo bien no es suficiente en este deporte? Porque el domingo la suerte no estuvo del lado de Checo y tuvo que conformarse con un cuarto lugar. Y tal vez conformarse no sea del todo la palabra adecuada, pues era importante empezar a sumar después del abandono de Bahréin y una cuarta posición no es mala. Aun así, queda esa molesta sensación de que tenía todo para ganar. Salvo aquel relanzamiento en Bakú 2021, con el desenlace que ya todos conocemos, esta era la primera vez que Checo salía desde la pole y lo hacía en un circuito sumamente complicado; con Charles Leclerc y Carlos Sainz al acecho y listos para presionar y aprovechar cualquier posible error de su parte. Pero Checo hizo una magnífica salida, protegiendo la posición y construyendo luego, vuelta con vuelta, una sólida carrera. Después, una serie de eventos lo hicieron perder el liderato, liderato que ya no conseguiría recuperar. Empezando con una temprana (y para mi gusto apresurada) entrada a pits, luego, el accidente de Latifi provocando un safety car que permitió a los dos Ferrari y a Max entrar a cambiar neumáticos y salir por delante de él. Y ahí se esfumaron sus posibilidades de ganar. Debe haber sido frustrante. “Son de esas carreras que duelen”, declararía Checo después. Si hubieran alargado la entrada a pits solo una vuelta más, solo una… Pero, cuando suceden cosas que escapan a tu control, circunstancias fortuitas, azar o como quieran llamarlo, no queda más que pasar página. Un safety car puede ser tu mejor amigo o tu peor enemigo y eso nos ha quedado muy claro últimamente. Si la semana pasada les dije que los fierros no tenían honor, hoy les digo, “así son las carreras”. Por más trillada que parezca esta frase, siento que es la mejor para describir lo que pasó. Por otro lado, creo que Checo está en su mejor momento y se ha fijado metas muy altas. Para aquellos que lo seguimos de cerca, me parece que este año nos dará muchas alegrías. Solo me queda desear que sepan aprovechar las grandes cualidades que tiene como piloto. En general, un buen fin de semana para Red Bull borrando el cero de su marcador y poniendo 37 puntos para la casa.
Regresando a los líderes. ¿Notaron qué fue lo primero que hizo Leclerc desde su auto después de cruzar la meta? Levantó la mano para felicitar a Max y Max le devolvió el saludo. Fue algo que me sacó una gran sonrisa. Una lucha sin tregua en la pista que termina tan pronto cae la bandera a cuadros, sin ese miedo de pensar que terminarán colisionando, que no digo que no pueda llegar a pasar, pero el día que suceda será seguramente un incidente de carrera y nada más. En la reseña pasada dije que sería interesante ver a tres equipos disputándose los primeros lugares y es cierto, creo que para nosotros como espectadores sería muy atractivo… Pero, para serles sincera, ese tercer equipo que tenía en mente, hasta ahora, no lo estoy extrañando mucho.
Y ahora vienen unos días de descanso antes de regresar a un circuito que tenemos mucho tiempo sin visitar. Seguramente para entonces ya veremos a Vettel reincorporándose, será bueno tenerlo de vuelta. Nos vemos en dos semanas en Albert Park, que verá las luces apagarse, por primera vez, desde aquel 17 de marzo de 2019. Nos vemos en el Gran Premio de Australia.
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