Regresamos a la carrera con más altura del calendario. El Autódromo Hermanos Rodríguez y sus 2,285 metros sobre el nivel del mar están ya listos para recibir nuevamente al Gran Circo.
El Gran Premio de México se corrió por primera vez en 1962 como una carrera no puntuable. A partir del siguiente año, esta competencia formó parte del calendario oficial. Sin embargo, su presencia ha sido muy intermitente. Se corrió, primero, de 1963 a 1970, luego, de 1986 a 1992, para finalmente regresar en 2015 y desde entonces darnos cita cada año, salvo en 2020 por la contingencia sanitaria. Desde la pasada edición, cambió su nombre a Gran Premio de la Ciudad de México.
A pesar de no ser puntuable en el calendario, aquel primer encuentro de México con la Fórmula 1 en 1962 levantó muchas expectativas. Se correría en el recientemente inaugurado Autódromo de la Magdalena Mixhuca. Hubo 21 autos inscritos, aunque solo 17 tomaron parte de la competencia y tan solo 9 lograron completarla. Esta edición fue la última en la que se vio una victoria compartida, algo que ahora nos cuesta trabajo imaginar, pero que en aquellos días era algo habitual. Así, el ganador Jim Clark terminó la carrera conduciendo el vehículo de Trevor Taylor, su compañero en la escudería Lotus. Esto sucedió cuando el auto de Jim Clark fue descalificado alrededor de la vuelta 10 pues había recibido ayuda de sus mecánicos, durante la arrancada, quienes lo empujaron para encender el motor. No le quedó más remedio que esperar pacientemente algunas vueltas hasta que Taylor entró a boxes y pudo subir a su auto. Al momento de entrar a pits Taylor iba tercero, pero cuando Jim Clark regresó a la pista estaba a más o menos un minuto del líder. Haciendo honor a su apodo, la remontada del “escocés volador” fue sencillamente espectacular y ya para la vuelta 40 (de 60) era nuevamente el líder. El último tercio de la carrera no tuvo rival y logró así una cómoda victoria, algo que parecía bastante complicado cuando subió al auto de su compañero. Jim Clark se convirtió así en el primer ganador del Gran Premio de México y ese mismo año consiguió el primero de sus dos títulos como piloto. Al año siguiente y ya siendo una fecha oficial, Jim Clark volvió a llevarse el triunfo y en 1967 consiguió su tercera victoria en este circuito.
Para esta primera edición del Gran Premio de México, dos de los pilotos inscritos eran mexicanos, Moisés Solana y Ricardo Rodríguez, pero ninguno corrió el domingo.
Moisés Solana, decidió retirarse pues consideró que su auto era demasiado lento. Regresaría a correr su Gran Premio de casa al año siguiente terminando en onceavo lugar. En esta edición Moisés Solana condujo, por primera vez en una competencia oficial de la Fórmula 1, un monoplaza marcado con el número 13. En 1964 terminó décimo. Ese fue su mejor resultado pues participó también en las siguientes cuatro ediciones, hasta 1968, pero con tan mala suerte que no pudo concluir ninguna de ellas y siempre debido a problemas con su auto. Moisés Solana fue un destacado piloto que incursionó también en Fórmula 2 y en prototipos. Enzo Ferrari lo invitó a ser piloto de pruebas de sus automóviles. Poseedor de un talento indiscutible, su carrera se enfocó básicamente en competencias en México y se hizo acreedor al apodo de “La estrella negra del automovilismo mexicano.” Disputó 270 carreras de las cuales ganó 220 antes de encontrar la muerte, con tan solo 33 años de edad, durante una competencia en Valle de Bravo, a poco más de 100 km de la ciudad de México. En su honor, las curvas 1, 2 y 3 del Autódromo Hermanos Rodríguez fueron nombradas: complejo Moisés Solana.
En cuanto a Ricardo Rodríguez, bueno, seguramente muchos de ustedes conocen ya la historia. La joven y brillante promesa del automovilismo falleció durante el primer día de prácticas del Gran Premio. Aquel 1 de noviembre de 1962, Ricardo perdió el control de su vehículo en la célebre curva peraltada y salió despedido de su auto. Él mismo declaraba que no se ajustaba del todo el cinturón de seguridad pues en caso de sufrir un accidente, prefería morir por el impacto y no calcinado atrapado en el interior de su auto como sucedía a menudo en aquellas lejanas épocas. Lo irónico es que ni siquiera debía correr en México pues su escudería, Ferrari, decidió no participar. Perderse la primera carrera de Fórmula 1 en casa debió ser para él algo inconcebible, así que consiguió permiso del mismo Enzo Ferrari para correr en su país a bordo de un Lotus. Además, aquel día, Ricardo ya había terminado sus prácticas e incluso se había cambiado y se disponía a retirarse del autódromo. Su padre había llegado algo tarde, no lo había visto en la pista y le pidió que regresara a dar unas cuantas vueltas más, para checar que efectivamente estuviera solucionado un pequeño problema que habían detectado en el motor. Lo demás es historia. Ricardo Rodríguez sigue siendo hasta ahora el piloto más joven en correr para la escudería de Maranello. En su carrera debut, en Monza, en 1961, logró clasificarse segundo, aunque terminó retirándose por un problema con la bomba de combustible. Su talento era indiscutible y el poco tiempo que corrió fue suficiente para mostrar que estaba llamado a lograr grandes cosas en el deporte motor. Pero el destino del “Muchacho de Oro” fue otro y a los 20 años se despidió de las pistas.
Tras el accidente, su hermano Pedro fue de los primeros en llegar a la peraltada, pues, aunque no participaba en ese Gran Premio, se encontraba en el autódromo. A pesar de todo, continuó en el automovilismo poniendo el nombre de México muy en alto. Se destacó como piloto de resistencia de donde nació su apodo, “Ojos de gato” por su increíble capacidad para conducir de noche y bajo la lluvia. Fue el primer piloto mexicano en ganar una carrera de Fórmula 1, el Gran Premio de Sudáfrica de 1967. En aquella primera competencia de la temporada, su triunfo tomó por sorpresa a los organizadores quienes, sencillamente, no tenían preparada una grabación del himno mexicano para la ceremonia del podio y tuvieron que improvisar. Ante el desconcierto de todos, se escuchó Al sur de la frontera (South of the Border) de Bing Crosby, pues, dijeron, era lo más “latino” que tenían a la mano. Bueno, al menos se menciona a México en la letra… Desde ese día, Pedro Rodríguez siempre viajaba con una grabación del himno mexicano y con una bandera. No quería más sorpresas. Solo cuatro años después de ese primer triunfo, perdió la vida mientras disputaba las 200 millas de Norisring en Alemania a los 31 años.
La trascendencia de Ricardo y Pedro Rodríguez para el automovilismo mexicano fue tal que, en 1972, el Autódromo de la Magdalena Mixhuca se renombró Autódromo Hermanos Rodríguez. Este recinto, inaugurado en 1959, ha sido siempre el anfitrión de la Fórmula 1 en México. El trazado se encuentra en el oriente de la ciudad y fue construido sobre terrenos lacustres, lo cual, en un inicio, ocasionaba constantemente problemas de ondulaciones en la pista. Además, uno de sus mayores atractivos, la desafiante y rápida curva peraltada, fue perdiendo poco a poco su inclinación con el correr de los años en pro de la seguridad. Ahora ya no se corre en su totalidad. En cuanto a la longitud del trazado, ésta se fue recortando, pues de los 5 km que tenía en un inicio, actualmente tiene solo 4.3 km. Así, desde su nacimiento y hasta el día de hoy, diversas han sido las modificaciones y remodelaciones de las que ha sido objeto.
Actualmente, uno de los lugares más emblemáticos del Autódromo Hermanos Rodríguez es sin duda el Foro Sol. Este lugar nació en 1994, época en la que la Fórmula 1 no visitaba nuestro país, cuando se instalaron algunas gradas temporales en la zona de la curva peraltada para un concierto de Madonna y se lo llamó “Nuevo Foro para conciertos Autódromo Hermanos Rodríguez”. Cuatro años más tarde fue oficialmente inaugurado con el nombre de Foro Sol (debido al patrocinio de la cerveza Sol). Desde entonces recibe constantemente espectáculos y conciertos. Funcionó también como estadio de beisbol pues, de 2000 a 2014, fue la casa del equipo de los Diablos Rojos de México. Justamente, haciendo un juego de palabras con el nombre del equipo y del recinto, al Foro Sol se le conocía también como Foro Escarlata o Infierno Solar.
Para el regreso de la Fórmula 1 en 2015, fue necesaria una gran remodelación del autódromo que permitiera adecuarlo a los lineamientos de la máxima categoría. El proyecto estuvo a cargo de Hermann Tilke. Se construyó una nueva zona de boxes, nuevas gradas, un hospital, se ampliaron algunas zonas de escape, reasfaltado, entre otras cosas. En cuanto al Foro Sol, rodeado por lo que fue la curva peraltada y ante la imposibilidad de hacerla más segura, se decidió no utilizarla en su totalidad y meter la carrera al “estadio”. Así, la entrada al Foro Sol es la actual curva 12, curva Adrián Fernández, y luego vienen la 13, 14 y 15, en plena explanada del Foro. La curva 16 es la de salida y de ahí se toma la segunda mitad de lo que fue la peraltada, hasta llegar a la curva 17, llamada ahora Nigel Mansell, la última del circuito antes de encarar la recta principal. El Foro Sol es la zona más lenta del circuito y una de las más lentas del calendario, aquí no vemos pasar los bólidos a toda velocidad y casi no hay sobrepasos (aunque recuerdo uno de Checo en 2015 y fue, curiosamente, a Max), pero es sin duda un lugar con un ambiente único. Aquí tiene lugar la ceremonia del podio, en donde las casi 40,000 personas en las gradas, más las que acceden a la explanada y a la pista, le confieren a este momento un sabor muy especial. Los pilotos deben sentirse estrellas de rock ahí arriba. Sin olvidar, claro, que el piloto ganador y su monoplaza suben literalmente juntos al podio, algo que solo sucede aquí.
A lo largo de 22 ediciones, grandes nombres consiguieron al menos una victoria en este Gran Premio, como Ayrton Senna, Nigel Mansell y Alain Prost, entre muchos otros. En 1970, Jack Brabham corrió aquí su última carrera de Fórmula 1 y en 1992 subió por primera vez al podio un muy joven Michael Schumacher. México ha visto coronarse campeones a varios pilotos como Graham Hill en 1968 o Lewis Hamilton en 2017 y 2018. El máximo ganador de este Gran Premio es Max Verstappen con tres victorias, aunque Jim Clark tiene también tres victorias, pero muchas veces en las estadísticas no cuentan la de 1962.
Este año se celebra el 60 aniversario de la llegada de la Fórmula 1 a México, pero también se cumplen 60 años de la partida de Ricardo Rodríguez y tanto él, como su hermano, estarán más presentes que nunca en el Gran Premio de la Ciudad de México. El piloto que logre hacerse con la pole recibirá réplicas certificadas de los cascos usados por Ricardo y Pedro Rodríguez. Sin duda, un bello recuerdo para el poleman. Además, durante el fin de semana de actividades, podremos ver rodar en la pista el BMR P153 con el que Pedro Rodríguez ganó el Gran Premio de Bélgica en 1970.
Y así desde la tierra del Muchacho de oro, del Ojos de gato, de La estrella negra… y, claro, de nuestro querido Ministro de Defensa, disfrutaremos de la carrera número 20 en el ocaso de esta temporada 2022. En la pasada edición, Checo se convirtió en el primer piloto mexicano en subir al podio en su casa y, desde aquí, todos deseamos que este año pueda tener nuevamente un gran domingo en su autódromo. La batalla con Leclerc por el subcampeonato de pilotos está más cerrada que nunca. Un poco más atrás Russell, Sainz y Hamilton también quieren seguir sumando puntos importantes. Mercedes seguramente hará todo por acercarse a Ferrari, mientras que McLaren y Alpine siguen muy cerca e intercambiándose constantemente la cuarta y quinta posición. Esto no ha terminado…
Nos vemos en la Ciudad de México, en donde la F1esta ya empezó.
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