Tres intensos días en los que pude vivir en carne propia la emoción de la Fórmula 1, tres días llenos de alegrías, festejos, sorpresas y muchas expectativas, tres días coronados por un maravilloso domingo que no olvidaré nunca.
El sábado, Valtteri Bottas se convertía en el hombre del día, el poleman. No suficiente con eso se llevaba un bellísimo recuerdo de este Gran Premio, una réplica certificada del casco con el que Juan Manuel Fangio conquistó su primer título de Fórmula 1 hace 70 años. Pero la felicidad quedó ahí. No deja de ser paradójico pensar que fue el mismo Fangio, nuestro querido “Chueco”, quien alguna vez dijo: “Las carreras no se ganan en la primera curva. Muchas veces se pierden”. Y eso justamente sucedió ayer. En México, desde 2017, el hombre que consigue la pole no es el mismo que gana la carrera…
Un inicio bastante accidentado, Bottas tocado por Ricciardo y en el caos Tsunoda y Schumacher hacen “sándwich” a Ocon quedando ambos fuera. Checo Pérez evitando cualquier contacto yéndose por el pasto y regresando después la posición ganada. Alonso logró maniobrar justo a tiempo para no terminar también entre las bajas. Max se recuperó después de una no tan buena salida, por un momento lo vimos casi alineado con los Mercedes y qué manera de tomar esa curva convirtiéndose en el líder de la carrera. Lo que la clasificación del sábado le quitó, lo recuperó en la primera curva. Qué espectáculo es esa larga recta de inicio. Desde la primera vuelta la alegría de Bottas se desvaneció, su carrera fue un verdadero suplicio. Por si fuera poco, no logró nunca adelantar a Ricciardo, lo tuvo todo el tiempo frente a él, seguramente era lo último que hubiera querido ver el finlandés durante casi toda la carrera. Luego, malísimas paradas en pits y un desesperado intento por ganar el punto de vuelta rápida, o más bien de quitárselo a Red Bull, pues no sumó para Mercedes, algo que finalmente se consiguió, uff, al menos eso…
Fue un domingo gris para algunas escuderías. McLaren logró rescatar un punto con Norris. Un fin de semana mucho más sólido para Ferrari que parece perfilarse para tener un buen cierre de temporada. Ya son 13.5 puntos los que lo separan de McLaren en la lucha por el tercer lugar del campeonato de constructores. Desde aquel doble podio de McLaren en Italia, sus resultados no han sido los mejores y Ferrari se ha mostrado más constante. Gasly, aunque nunca pudo poner en riesgo el tercer lugar de Checo, tuvo una buena carrera y se queda con el cuarto lugar. Por cierto, los tres campeones, Vettel, Räikkönen y Alonso lograron puntuar y cruzaron la meta, uno después de otro, en las posiciones 7, 8 y 9, respectivamente.
Pero si lo que queremos es emoción, tenemos que mirar más arriba en la tabla. Si bien Mercedes sigue liderando el campeonato, ahora es solo un punto (sí, uno) el que lo separa de Red Bull. Por su parte, Max amplió la ventaja y ya son 19 los que le lleva de ventaja al heptacampeón. Es el tercer doble podio consecutivo para Red Bull, las cosas están mejorando para la escudería de Milton Keynes. Este cierre de temporada será, como ya lo veíamos venir, no apto para cardiacos. Me queda claro que seguiremos viendo una gran batalla entre las dos mejores escuderías y ganará el que menos errores cometa. Aquí, ya no hay margen de error. Ayer, el dominio de Max sobre Hamilton fue indiscutible, cruzó la bandera a cuadros 16.55 segundos por delante de Lewis, impresionante. En ningún momento vio su posición amenazada. Yo lo veía pasar en el Foro Sol y la distancia con Hamilton se hacía más y más y más evidente con el correr de las vueltas. Hamilton no tuvo oportunidad de adelantarlo, si la idea era pelear ese primer puesto, se hacía cada vez más claro que sería imposible y que la verdadera carrera de Hamilton estaba, más bien, en su retrovisor…
De los tres punteros, Checo fue el último en salir a pits. Sabiendo lo bien que gestiona los neumáticos alargaron ese primer stint hasta la vuelta 41, incluso llegó a decirle a su equipo que sus llantas estaban cada vez mejor. ¿Hubiera tenido una mejor oportunidad de ganar la posición con Hamilton de haber salido antes? Tal vez, eso nunca lo sabremos. Lo que sí sabemos y lo que les puedo decir con toda seguridad, es que las últimas vueltas de este Gran Premio, con Checo pisándole los talones a Hamilton, teniéndolo más de una vez en rango de DRS, fue una verdadera locura en el Autódromo Hermanos Rodríguez. El griterío era impresionante, cada vez que pasaba Checo las gradas del Foro Sol se cimbraban, era imposible oír nada. Pensé que lo iba a lograr, estuvo a nada de conseguirlo. No quiero ni imaginar lo que hubiera sucedido en el Autódromo de haber logrado hacer el adelantamiento. Hubiera sido la locura.
Y la cereza del pastel, la ceremonia de premiación. Fue extremadamente emotiva, con el público totalmente volcado apoyando no solo a Checo, sino a Max y a Red Bull. No recuerdo un apoyo así a las anteriores escuderías de Checo. Es la primera vez que un mexicano lidera vueltas en su Gran Premio de casa, la primera vez que un mexicano sube al podio en el Autódromo Hermanos Rodríguez. Checo estaba feliz de poder regresar a correr a México, algo que el año pasado no pudo ser. Creo que para cualquier piloto correr en casa deber ser algo muy especial, pero también es una gran responsabilidad. Querer hacer las cosas bien frente a tu gente es algo que por un lado te impulsa y por el otro pone un pesito extra a la ya de por si reñidísima temporada que tenemos. Pero todo salió a pedir de boca. El festejo con su equipo, con su familia, con Max; Adrian Newey en el podio con ellos, la llegada de Max al podio sobre su auto… La euforia que se respiraba ayer es algo que difícilmente podré expresarles con palabras. Más de cuarenta mil personas frente al podio, en el Foro Sol, ovacionando a su piloto, no se ve todos los días… y nuevamente vibraban las gradas al grito de: “Olé, olé, olé, olé, Checo, Checo.”
Y la otra cara de la moneda, porque si hay un ganador, tiene que haber un “perdedor”. A pesar de haber conseguido el segundo lugar, ayer, al final de la carrera, vimos a un Hamilton cabizbajo, serio, pensativo. Un segundo lugar que debió saberle bastante amargo, amargura que la euforia alrededor suyo hacía todavía más evidente, amargura que tal vez solo entendamos recordando lo que dijo Ayrton Senna: “Ganar es lo más importante. Todo es consecuencia de ello.”
Pero no nos adelantemos, tenemos cuatro fechas por delante y no me extrañaría nada que los campeonatos se definieran cuando la bandera a cuadros caiga en Abu Dhabi. Por lo pronto, terminó la primera carrera de este último triplete; para mí, la carrera más esperada de la temporada. Ahora, estamos a solo unos días de llegar a Brasil y a pesar de que Interlagos es un circuito que disfruto mucho y que siempre, después de una carrera, ya estoy deseando que llegue la siguiente, hoy tengo emociones encontradas. Una parte de mí ya quiere estar ahí, pero la otra solo tiene un deseo, regresar y poder vivir nuevamente el Gran Premio de la Ciudad de México.
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