Este año se cumplirán 10 años desde que Casey Stoner colgó el casco. Pues los múltiples problemas de salud como a su vez la falta de motivación por seguir yendo en moto hicieron que este tomase esa decisión pese a su corta edad
El chico de Southport dejó el mundo de motociclismo en 2012, cuando tenía tan solo 26 años. Pues la presión autoimpuesta desde pequeño, como a su vez el haber logrado todo aquello que un día soñó hizo que su motivación por correr no fuera tan grande. Aunque bien es cierto que todo esto fue un añadido a su principal problema de salud, ya que el australiano sufre síndrome de fatiga crónica, una enfermedad sin cura: “Empiezo el día al 50% y la energía va bajando hasta que me quedo vacío”. Además, el #27 nunca se escondió al afirmar que quería pasar más tiempo con su familia y que la categoría estaba empezando a desencantarle, ya que todo dependía más de la electrónica que del talento natural.
«Cuando me retiré sentí que realmente necesitaba un descanso del deporte. Si hubiera pilotado un año más, estoy seguro de que no habría tocado una moto en los diez años siguientes. Estaba muy saturado. Se convirtió en un trabajo que ya no disfrutaba. Quería seguir disfrutando de las motos. No me arrepiento de mi decisión. Mentalmente, me afectó, no puedo negarlo».
Casey se consolidó en la categoría de forma muy temprana, ya que en su segundo año consiguió ganar el mundial de pilotos. Además de hacerlo con Ducati, pues nunca antes habían conseguido un título de pilotos de MotoGP, como a su vez, no se consiguió ninguno más hasta la fecha de hoy.
En parte, esto provocó que la prensa tuviera más ojos en Stoner, por lo que con el paso de las carreras y los años, este tenía una agenda cuanto menos apretada durante todo el año. Algo que no le gustaba y no estaba dispuesto aguantar mucho más tiempo.
«La mayor parte de mi trabajo eran citas y compromisos con los medios de comunicación. Luego estaba el tema de las lesiones y el entrenamiento durante esa fase. Me arrastró hacia abajo. Rara vez podía viajar a casa. Esas cosas me dificultaron durante años y me quitaron la alegría».
