El chico de Costa Azul será el encargado junto a Maverick Viñales de defender los colores los dos próximos años de la casa de Iwata
Fabio Quartararo cumplirá en el mes de Abril 22 años, y es que la juventud que acompaña al #20 provoca que el chico francés hace no tanto tiempo estaba viendo las motos por televisión antes de ser piloto. Y es que, cuando esté tenia tan solo 5 años le sorprendió gratamente la Yamaha M1 de 2004 de Valentino Rossi, y es tras esto por lo que decidió que quería ser piloto, o al menos intentarlo.
«Es la primera de motos que recuerdo. Fue entonces cuando me dije: un día quiero ser piloto», dijo Fabio cuando estuvo como invitado en el programa francés Clique.
Casualidades de la vida o no, pero si con mucho trabajo y sacrificio previo, han situado a Fabio en el lugar que siempre soñó. Pues será el sucesor de Valentino Rossi en Yamaha diecisiete años después, como a su vez, esté será piloto oficial de la marca de los tres diapasones.
Quartararo tampoco quiso olvidarse de la deportividad de Valentino Rossi, pues recuerda que ‘Il Dottore’ fue a felicitarle tras su segunda victoria conseguida en el curso de 2020.
«Fue genial cuando vino a felicitarme tras mi segunda victoria», continuó el piloto francés.
«Si me lo hubieran dicho hace unos años, no me lo habría creído».
Fabio sabia que tarde o temprano tendría la oportunidad de fichar por un equipo de fábrica en MotoGP, ya que su metodología de trabajo desde que decidió ser piloto, fue la correcta, pues tan solo era cuestión de tiempo, y ahora el tiempo habló por él, por lo que esté, es ahora piloto oficial de una fábrica que compite en la categoría reina.
«En el fondo, sabía que algún día ocurriría, teniendo en cuenta mi forma de trabajar», explicó.
Tal vez, el físico de Fabio fue lo que le penalizó en las categorías inferiores, ya que ‘El Diablo’ era algo grande para las motos tan pequeñas que tienen en dichas categorías. Y es que, desde que este dio el salto a Moto2 con motos más grandes, su evolución en cuanto a resultados fue mejor de la esperada, como a su vez la constancia de los mismos.
«Sin embargo, hace tres años no me parecía posible. Me encontraba en un momento muy complicado de mi carrera. De repente, me acordé de todos los sacrificios realizados durante mi infancia para llegar hasta allí, de los miles de kilómetros que mi padre y yo recorrimos entre Niza y España, cuando yo dormía en el suelo del camión mientras él conducía. Estas son las imágenes que me vinieron de repente a la mente».
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