5 '

Tras un año de ausencia vuelve el Gran Premio que ha sido elegido, por cinco años consecutivos, el mejor evento del año de la Fórmula 1.

La primera carrera de Fórmula 1 disputada en México se remonta a 1962 y a partir del siguiente año fue puntuable en el calendario oficial. Se corrió desde entonces, ininterrumpidamente, hasta 1970. Luego, tuvimos que esperar hasta 1986 para volver a recibirla. Se llevó a cabo durante 7 años, hasta 1992 para, una vez más, salir del calendario. En 2015 regresamos nuevamente y desde entonces México ha recibido a la máxima categoría del automovilismo, salvo el año pasado pues, como sabemos, la Fórmula 1 no viajó a América. Por cierto, este año cambia su nombre a Gran Premio de la Ciudad de México (como ya estaba planeado hacerlo en 2020).

Este Gran Premio se ha corrido siempre en el mismo autódromo, conocido originalmente como el circuito de la Magdalena Mixhuca y ahora Autódromo Hermanos Rodríguez, en honor de los dos pilotos mexicanos Ricardo y Pedro Rodríguez.

El circuito fue inaugurado en 1959 cuando se corrieron “los 500 kilómetros de la Ciudad de México” y tomó su nombre del complejo deportivo dentro del cual se encuentra ubicado, la Ciudad Deportiva Magdalena Mixhuca. La primera vez que se propuso un cambio de nombre fue en 1963. El proyecto era llamarlo Autódromo Ricardo Rodríguez, pues un año antes, Ricardo perdió la vida durante el primer día de prácticas del Gran Premio de México en la célebre curva peraltada. Paradójicamente, Ferrari, su escudería, había decidido no asistir a este Gran Premio, el de 1962, pues entre otras cosas no era puntuable en el calendario oficial. A pesar de esto, Ricardo Rodríguez no resistió la tentación de correr en casa, obtuvo el permiso de participar y lo hizo en un Lotus del equipo privado Rob Walker Racing Team con el triste desenlace que todos conocemos. El Gran Premio estuvo a punto de cancelarse por la tragedia, pero la familia Rodríguez fue la primera en pedir que siguiera adelante, pues, dijeron, era lo que Ricardo hubiera querido. Era apenas su segundo año en la Fórmula 1 y muchos veían en él a un futuro campeón, pero el destino tenía otros planes y la ciudad que vio nacer al “Muchacho de Oro” lo vio también morir el 1 de noviembre de 1962 con tan solo 20 años.

El proyecto de cambiar el nombre del circuito no llegó a oficializarse y no se retomó sino casi diez años después y, desgraciadamente, por otra tragedia. El domingo 11 de julio de 1971 México despertaba con la noticia de la muerte de Pedro Rodríguez en las 200 millas de Norisring en Núremberg, Alemania. Después del fallecimiento de su hermano, Pedro Rodríguez se había cuestionado seguir en el automovilismo, finalmente decidió continuar y el destino quiso que también él encontrara la muerte en la pista, a los 31 años. El querido “Ojos de Gato” (como lo apodaban por su habilidad para conducir de noche y bajo la lluvia) corrió en la Fórmula 1 de 1963 a 1971, logró 7 podios y dos victorias, además de ser un destacadísimo piloto de carreras de resistencia.

Y así, el circuito llevaría ahora el nombre ya no de uno, sino de los dos hermanos. Desde 1972 el circuito de la Magdalena Mixhuca se convirtió en el Autódromo Hermanos Rodríguez. Enclavado en la Ciudad de México, con sus 2 285 m s. n. m., este autódromo representa todo un desafío tanto para los pilotos, como para los autos. Es el circuito de mayor altitud del calendario. A lo largo de los años ha sufrido algunas modificaciones y remodelaciones. Los cambios más comentados han sido, tal vez, los que se han hecho en la curva conocida como La Peraltada, la última curva antes de entrar en la recta principal, la misma en la que Ricardo Rodríguez murió y Ayrton Senna perdió el control de su auto sufriendo un aparatoso accidente en 1991. Esta curva, con su giro de 180 grados y su pronunciada inclinación fue el principal atractivo del proyecto presentado por el ingeniero Oscar Fernández Gómez Daza en los años 1950, una curva evidentemente inspirada en la legendaria Parabólica de Monza. Por cierto, el diseño de este circuito fue originalmente su tesis para convertirse en ingeniero civil. Para hacer más segura esta curva, los grados de inclinación originales fueron reducidos con el correr de los años hasta que desaparecieron casi por completo cuando se construyó el complejo del estadio llamado Foro Sol. Más tarde, cuando la Fórmula 1 regresó a la Ciudad de México en 2015, se decidió eliminar el paso completo por esta curva, solo se tomaría la segunda mitad saliendo de la zona del Foro Sol. Hermann Tilke, quien estuvo a cargo de la remodelación, aseguró que era imposible conservarla pues no había forma de hacerla más segura. No había espacio, ni hacia afuera, ni tampoco hacia adentro pues estaban limitados por el Foro Sol. Además, la idea de “traer” la carrera al interior resultaba muy atrayente, pues sería espectacular para los miles y miles de personas que la disfrutan desde las gradas del Foro Sol.

Y así se le dijo adiós a la curva más célebre del trazado que, hay que decirlo, no sólo nos dejó tragedias y percances, sino también grandes maniobras como el espectacular adelantamiento de Nigel Mansell a Gerhard Berger en la última vuelta del Gran Premio de México de 1990. Hasta hoy, una de las mejores maniobras en la historia de la Fórmula 1. A manera de homenaje, la actual curva 17, que corresponde a la segunda mitad de la desaparecida curva peraltada, se nombró en 2015 Curva Nigel Mansell.

Y hablando de nombres, las curvas 1, 2 y 3 son el complejo Moisés Solana y la curva 12, la de entrada al Foro Sol, la zona más emblemática del Gran Premio de México, fue nombrada en honor de otro gran piloto mexicano, Adrián Fernández.

Después de meses difíciles para todos por la contingencia sanitaria, en los que incluso las instalaciones del Autódromo tuvieron que transformarse en hospital de apoyo para recibir enfermos de Covid-19, las cosas empezaron poco a poco a mejorar. Hace apenas un par de meses este hospital provisional pudo desmantelarse y se dio paso a los preparativos para recibir el Gran Premio de la Ciudad de México. Finalmente, podríamos volver a recibir a la Fórmula 1… y con gradas llenas.

El máximo ganador de este Gran Premio es Jim Clark con tres victorias y le siguen Alain Prost, Nigel Mansell, Max Verstappen y Lewis Hamilton con dos victorias cada uno. Ningún piloto local ha ganado en casa, ni tampoco subido al podio. Moisés Solana participó en siete ocasiones, de 1962 a 1968 y su mejor lugar fue el décimo conseguido en 1964; en realidad, este Gran Premio no lo trató muy bien pues de sus siete participaciones, en cinco no logró terminar la carrera. Pedro Rodríguez lo corrió en ocho oportunidades, siendo su mejor resultado el cuarto lugar obtenido en 1968. Héctor Rebaque nunca corrió el Gran Premio de México, pues sus años de actividad (1977-1981) coincidieron con años en los que no se llevó a cabo. Estaban Gutiérrez solo participó una vez, en 2016, terminando en el lugar diecisiete. En cuanto a Sergio “Checo” Pérez, los mejores lugares fueron los dos séptimos conseguidos en 2017 y 2019. Ahora, con las expectativas en lo más alto, acrecentadas por los buenos resultados de las dos últimas carreras y con Checo formando parte de una escudería que está en plena lucha por el campeonato de constructores, todo parece indicar que la mesa está servida para tener un evento memorable y para que Checo pueda tener su mejor actuación en casa.

Solo queda hacer alarde de paciencia, unos cuantos días nos separan del inicio de actividades, tres días en los que, estoy segura, la afición se volcará (nos volcaremos) para recibir y aplaudir a toda la familia de la Fórmula 1. Como dije en el inicio, este Gran Premio ha sido distinguido como el mejor evento del año de la Fórmula 1 por cinco años consecutivos, desde su regreso en 2015 y hasta 2019, una racha cortada solamente por la pandemia en 2020… ¡Vamos por el sexto! Estamos cada vez más cerca de que Las Luces Se Apaguen en la línea de salida del Autódromo Hermanos Rodríguez. Ahí nos vemos.

Deja un comentario