La empresa francesa tuvo una caída del 80% en las ventas en abril debido al COVID-19: el préstamo estatal de 5 mil millones de euros no es suficiente, por lo que cuatro fábricas podrían cerrarse. El plan en la F1 también está en duda.
Estas no son horas despreocupadas para Renault. La empresa francesa se encuentra en una situación financiera insegura, después de haber registrado una caída de las ventas del 80% en abril.
Un duro golpe para una empresa que no navegaba en aguas tranquilas en vísperas de la emergencia de COVID-19 (debido a la crisis que afectó a Nissan) y que ahora se ve obligada a recurrir a una serie de recortes que afectarán a muchos sectores.
Según fuentes francesas, se cerrarán algunas fábricas (todas con sede en Francia), y entre ellas se encuentra también la planta que produce el Alpine A110, un modelo que debía relanzar la histórica marca.
Los recortes deberían alcanzar la cifra de dos mil millones de euros, una medida necesaria junto con el préstamo estatal de 5 mil millones de euros (garantizado por el gobierno francés, que posee una participación del 15% en Renault) para demostrar el relanzamiento.
En este contexto, hay quienes temen que bajo las tijeras también se pueda terminar el programa de Fórmula 1, que sigue siendo una partida de gastos nada despreciable frente a unos resultados que todavía no están a la altura de las expectativas.
Se trata de una carrera contra el tiempo, la que se desarrolla frente a los directores de los equipos de Fórmula 1, que tendrán que tratar de convencer al Consejo de Administración de la empresa de cómo el modelo de tope presupuestario que acaban de votar los directores de los equipos (y que estará en funcionamiento a partir de 2021) puede garantizar a corto plazo una gestión financiera sostenible, sin mayor ayuda de la empresa matriz.
La respuesta vendrá en los próximos días y será un fallo que arrojará luz sobre los planes a largo plazo de Renault. Todos los equipos de Fórmula 1 serán llamados a firmar el nuevo pacto de Concordia, que implicará el compromiso de asegurar su presencia en la serie durante los próximos cinco años.
Un brillo en el que los equipos medianos-grandes podrán contar con ahorros presupuestarios del 20 al 40%, tal y como prevé el nuevo reglamento que impondrá un límite superior de gastos: 133 millones de euros en 2021, 128 en 2022 y 124 de 2023 a 2025.
Un presupuesto teóricamente sostenible con ingresos garantizados por la Libertad y una colección aceptable de patrocinadores.
No es sólo Renault que está conteniendo la respiración, sino toda la Fórmula 1. La presencia en el campeonato de fabricantes oficiales siempre ha sido un factor muy positivo y, curiosamente, el último equipo de fábrica que se despidió del Circo fue… el propio Renault, cuando en 2010 vendió el equipo a Genii Capital que adquirió el nombre de Lotus.
Renault, sin embargo, mantuvo el programa de motores en funcionamiento, recogiendo en este papel cuatro títulos mundiales con Red Bull.
La compañía transalpina inició su tercer ciclo en la Fórmula 1 en 2016, pero los resultados hasta ahora no han sido iguales a las apariciones anteriores, aspecto que no representa un valor añadido en una fase como la actual.
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