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Toto niega cualquier rumor de un posible cambio al Aston Martin con Lance Stroll. El manager austriaco permanecerá al timón de Mercedes Motorsport para continuar la racha récord de éxitos mundiales en la F1, superando algunas fricciones con el presidente Daimler, Kallenius.

Los ingredientes para cocinar una suculenta historia están todos ahí: nombres que cuentan, rumores, un contrato que expira, una adquisición y muchos escenarios que parecen encajar bien.

Pero no siempre lo que parece estar girando es confirmado por la realidad. Este es el caso de la historia de Stroll-Wolff-Aston Martin, que desde hace algunas semanas ha sido noticia en muchos medios de comunicación.

Recapitulemos. Además de poseer el equipo de Racing Point, el 31 de enero pasado Stroll (que según Forbes tiene un patrimonio personal de 2,6 billones de dólares) compró el 16,7% del capital social de Aston Martin, por 182 millones de libras, adquiriendo también el control.

La compañía de automóviles británica no atraviesa un buen momento, como lo demuestra el rendimiento de la acción que, desde la compra de Stroll, ha perdido alrededor del cincuenta por ciento de su valor.

Se necesita un gerente, y el rumor de que ese gerente puede ser Wolff ha tomado una parte. La curiosa coincidencia de que los dos (Stroll y Wolff) salieran juntos de Melbourne, en el avión privado del magnate canadiense, ha dado aún más credibilidad a la historia.

Vuelo a las Maldivas, donde, según algunos medios de comunicación, la esposa de Wolff, Susie, y su hijo Jack los esperaban. A partir de aquí la historia despegó, entre hipótesis y escenarios más o menos fantasiosos, incluyendo el de un Wolff que estaría en camino con Ola Kallenius, presidente del Grupo Daimler.

«Una historia falsa – comentó Wolff – no me convertiré en CEO de Aston Martin», categóricamente. Y en una inspección más cercana el escenario opuesto es igual de creíble, si no más.

Es cierto que el Grupo Daimler ha hecho grandes recortes presupuestarios en sus balances, y asumamos que tal vez Wolff podría tener más sentimiento con Dieter Zetsche que con su sucesor Ola Kallenius. Pero el contexto de hoy es totalmente diferente al de cuando Wolff tomó el timón del equipo.

Al contrario de lo que ocurrió a principios de la segunda era Mercedes en la Fórmula 1, la contribución económica garantizada por Daimler a la escudería ha disminuido progresivamente a cero. Hoy la estructura (que incluye las oficinas de Brackley y Brixworth) camina con sus propias piernas, gracias a los premios de Liberty Media, las contribuciones de los patrocinadores y los acuerdos de suministro de unidades de energía que el próximo año contarán con tres equipos de clientes (Racing Point, Williams y de nuevo McLaren).

No hay razón para que el Grupo Daimler detenga el programa de Fórmula 1, que proporciona importantes ventajas de marketing e imagen sin costo alguno, y no hay razón en el horizonte para que Wolff deje un equipo del que es accionista y con el que ha alcanzado los más altos logros deportivos.

Es probable que la relación con Kallenius se recalibre (es improbable que Wolff acepte intromisiones en su trabajo ordinario), pero poner sobre la mesa los resultados económicos y deportivos es un reto más que asequible.

Otra historia es la relación con Stroll. El magnate estadounidense tiene una buena relación con Toto desde hace años, quien lo asesoró durante la carrera de su hijo Lance, así como durante la delicada fase de la adquisición de Racing Point.

Stroll y Wolff (como CEO del equipo de Fórmula 1) de hecho ya tienen negocios en marcha, a saber, el suministro de la unidad de potencia y la caja de cambios de Mercedes a Racing Point y la asociación técnica más estrecha que implica compartir el túnel de viento de Brackley.

Tampoco hay que olvidar que Mercedes tiene una participación en Aston Martin, adquirida en 2013, y que la nueva posición de Stroll podría llevar a una ampliación de la asociación entre los dos fabricantes de automóviles. Pero Wolff permanecerá en su lugar, al frente del equipo de Fórmula 1, la renovación del contrato que lo vincula con el equipo (que expira al final de esta temporada) vendrá pronto.

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