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En Maranello, el período de escala de la FIA ha llegado a su fin: el personal de Binotto puede comenzar el desarrollo del SF1000. El auto rojo que veremos en Austria ya no será el que se suponía que iba a debutar en Australia. ¿Será más competitivo?

La Fórmula 1 está saliendo de la hibernación pero el despertar está cerca. Ferrari reabre el Sporting Management desde el jueves 21 de mayo, tras el cierre impuesto a todos los equipos por la FIA. Después de los maquinistas que han estado operando (parcialmente) desde la semana pasada, ahora también está a punto de tocar a los técnicos del SF1000.

El Departamento de Carreras, sin embargo, tiene un comienzo gradual porque mucho personal técnico y administrativo se queda en casa: de no hacer nada pasará a trabajar de forma inteligente, pudiendo abrir el ordenador de su empresa para reanudar, o mejor dicho, comenzar el trabajo de desarrollo del SF1000.

Estamos hablando de una máquina que nunca ha funcionado pero que ya es vieja. Como hemos explicado en los últimos días en Maranello comienza una verdadera carrera contra el reloj para tratar de poner a la Roja antes del GP de Austria previsto del 3 al 5 de julio.

La cita en el Red Bull Ring además de marcar la apertura de la temporada 2020 (la cancelación del GP de Australia en Melbourne parece otra era geológica…) determinará la homologación de la F1 en algunas partes vitales del monoplaza como el chasis, la transmisión y la suspensión.

Y si es cierto que el SF1000 no nació inmune a los problemas (parece que la caja de cambios tiene algunos, aunque mínimos, giros como para dificultar el comportamiento especialmente en las curvas rápidas) existe la esperanza concreta de dar un salto cualitativo introduciendo muchas de las piezas que se esperan por el desarrollo de los últimos meses, por lo que incluso la unidad de potencia no será la 065/1 que se esperaba al principio de la temporada, pero entra en acción la evolución capaz de quince caballos más.

Ferrari ha puesto en marcha un riguroso plan de seguridad sanitaria y la aplicación de estos procedimientos podría ralentizar la eficiencia operativa en un buen 15%, pero también es cierto que el personal que se queda en casa puede agotar parte del tiempo perdido durante la fase de diseño, elaboración y deliberación, por lo que no hay que descartar que el personal de Simone Resta, al que se le confió el relanzamiento del SF1000 tras las decepcionantes pruebas de Barcelona, pueda extraer más de la Rossa de lo que se pensaba al principio del encierro.

Es una carrera contra el tiempo, siempre que la F1 pueda volver a arrancar de verdad. En Melbourne Ferrari era considerada la tercera fuerza en el campo: ¿cambiará algo en estas semanas de trabajo en la fábrica, pero no sólo eso?

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