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Dignidad y un estómago como una hormigonera es lo que hará falta hasta que termine el Gran Premio de Abu Dhabi dentro de unos días. Lo que ha ocurrido en Jeddah ha degradado mucho la credibilidad de la competición y de sus aspirantes a reinarla en este año 2021.

Había ganas del final de temporada. Mercedes ha puesto el turbo y la diferencia contra Max Verstappen ahora mismo se ha esfumado. Mientras se escriben estas líneas, todavía hay investigaciones pendientes (para variar) pero en el momento de cruzar la bandera a cuadros, los dos candidatos al título llegarán a la última prueba con un empate de puntos. Un cero para ambos supondría que el título se va para Países Bajos, para deseo de muchos aficionados entre los que me incluyo.

Que este sea mi deseo no implica que todo valga para conseguirlo. De sobra sabíamos que cualquier doble cero beneficia a Maximiliano. Pero, si puede ser, el doble cero no tiene que llegar… y hoy ha estado a puntito varias veces. Max hoy ha sacado los codos, las rodillas, los tobillos y todo lo que ha podido para evitar tener delante al ala trasera del Mercedes número 44. Un golpe de suerte estratégico con la bandera roja lo puso todo a favor, pero se esfumó tras un error en su defensa contra Lewis y luego un posterior malentendido con el inglés.

Y es que para mí ha sido eso, si bien es cierto que muy estratégicamente Max ha elegido un lugar que le ocasionara el mínimo daño posible para devolver la posición al británico, Lewis no ha interpretado bien la situación ocasionando males mayores y rabietas peores en Dirección de Carrera y sendos equipos. El berrinche del piloto de Mercedes también ha sido de aúpa, que siempre se las ingenia para ser él el angelito y Max el peligroso y temerario kamikaze. Quiero dejar esta afirmación aquí, pero supongo que quien lea este artículo se puede imaginar que puedo decir otras cosas muy obvias acerca del entorno que tiene (y ha tenido siempre) Lewis Hamilton.

Qué rápido se nos ha olvidado Silverstone.

Y ante tan esperpéntica situación no podía faltar la otra temeridad en los despachos de dirección de carrera. Tengo que reconocer que hoy han tenido un papelón con las sucesivas peleas de pitos de los contendientes al mundial, ahí puedo entender que cueste tomar decisiones. Pero lo que no es de recibo es estar negociando a ver qué sanción aplicar con los equipos. A eso se le añade la lentitud para sacar coches de seguridad reales y virtuales y tenemos el cóctel perfecto, tal como dijo Alonso por radio en uno de los períodos de neutralización.

Para mí, Dirección de Carrera llega tarde. Ha habido múltiples encontronazos entre los candidatos y en ninguna ocasión se les ha llamado la atención para que mantengan la limpieza en sus batallas. El hecho que este año haya habido encontronazos con «cacharritos» manifesta la inanición de Dirección de Carrera para frenar estas actitudes y una cultura del «todo vale» entre dos pilotos que odian perder. Pero tranquilos, que con una patadita a una Tec-Pro podemos verificar si está bien sujeta.

Ah! Otra bochornosa actuación del canal DazmiltonF1, por si no fuera suficiente. Que no se nos olvide el señalamiento que han hecho durante la retransmisión a Max que luego ni se han dignado a recular ni recoger cable. Para más inri, uno de los implicados en el Spygate ha dicho tan tranquilamente que la de hoy ha sido una victoria honesta y ha tachado de antideportivo a uno de los candidatos al titulo.

Ojalá pudiera pedir una devolución de mi dinero.

Y para quitarse los nervios… cierro el artículo con Kevin: un simpático perrete que está muerto de sueño. Descansad, que esta semana será fuerte.

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