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De nuevo, un Gran Premio de Rusia aburrido que provoca más reacciones sobre lo que ocurre fuera de pista que dentro.

No sabemos por qué, pero así son los Grandes Premios en la villa olímpica de los juegos de invierno de 2014. Pero qué le vamos a hacer. Al menos, las radios y las cosas que van pasando fuera de pista también forman parte de la Fórmula Uno y también dan que hablar. Sin más rodeos, hoy me quiero centrar en cómo afronta un piloto una sanción durante la carrera. Y sí, habéis adivinado. La comparación entre Hamilton y Ricciardo hoy es inevitable.

Empecemos por el vigente campeón. De sobra conocemos su «facilidad» con los comisarios. Sin ir más lejos, el sábado hizo la pole saliéndose varias veces de pista. Es algo a lo que estamos acostumbrados, desgraciadamente. También estamos acostumbrados a cómo quiere llevar la batuta en cuanto a opiniones se refiere, todo debe hacerse según lo que él diga, faltaría más. Y rara es la ocasión en la cual deben sancionarle, pero este año ya es la segunda vez que le sancionan en carrera con tiempo.

Pero lo de este domingo ha sido de traca. Cometer un error, a mi juicio garrafal, y luego al ser sancionado empezar a llorar por radio. Primero, preguntando a su ingeniero que dónde estaba eso en el reglamento y luego abogando teorías de conspiración contra su persona. Esto último me pareció hasta cómico, y más viniendo de alguien que ha sido rescatado por una grua, entre otras «idas de rositas». Y sí, al final se acabó yendo de rositas, ya que tras la carrera, la FIA retiró la sanción que comprendía la retirada de puntos de la superlicencia. Yo le habría mantenido esos puntos de sanción sólo por el hecho de haber insinuado que su sanción de tiempo estaba fuera del reglamento. Pero bueno, yo no soy la FIA. Menos mal.

Por otra parte, tenemos al personaje del que quiero hablar hoy de verdad: Don Daniel Ricciardo. Para mí, hoy el protagonista de mi artículo, pese a que he tenido que hablar de Hamilton para una comparativa. El australiano este domingo consiguió un buen resultado, pese a todo. Y lo digo así porque se sobrepuso a una sanción de tiempo, como Lewis. ¿Su respuesta al ingeniero tras recibir la notificación? Se la pelaba todo, él mismo admitió que iba a correr más.

Así sí. Creo que actitudes así son las que separan a los llorones de los verdaderos carreristas. Una reacción y actitud parecida a cuando Sainz dijo en Monza aquello de «I Want this Win». Me encanta ver a pilotos que con los medios que tienen se lo curran para obtener el resultado deseado. Hay que destacar además que la sanción a Daniel es fruto de un error cometido, error que admitió y pidió disculpas por ello al ingeniero, justo antes de agachar la cabeza y ponerse a trabajar pensando en la bandera a cuadros. Al final un merecido quinto puesto para Daniel, reforzando la senda de progreso de este año de su equipo y creo, que dejando un buen sabor de boca. Estoy convencido de que pese a marcharse del equipo a final de temporada, seguirá trabajando para conseguir estos resultados.

Para concluir, decir que el hecho de que se esté mimando a Hamilton (no entiendo por qué, la verdad) ya empieza a cansar a los aficionados, a mí el primero. A mí lo que me disgusta de verdad es que empiecen a salir estas cosillas que podrían sentar un lamentable precedente. Además, tampoco es bueno para la F1 que estemos hablando más de lo que pasa fuera de pista que dentro, más cuando dentro de pista no ocurren cosas. Así mismo, creo que hay que celebrar que alguna vez, la FIA no sucumba tanto a los lloros de los pilotos. O al menos de su piloto mimado. Ya van dos sanciones de tiempo para él. Tiempo al tiempo, que eso pondrá todo en su lugar.

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